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Uno de los géneros característicos de la región del Istmo de Tehuantepec, en el sur de México, es el son istmeño. Esta forma musical se deriva del vals, un género surgido en los alrededores de la antigua región de Bohemia, que hoy comparten Alemania, Austria y la República Checa.

El vals tuvo una gran difusión a partir del siglo XIX en toda Europa, especialmente en París, de donde se dispersó a todo el mundo, incluyendo América Latina.En la región del Istmo de Tehuantepec, el vals se fusionó con algunos ritmos y danzas indígenas, y también se integró el idioma local, de manera que hoy pueden escucharse sones istmeños cantados en lengua zapoteca. Los conjuntos de son istmeño pueden ser muy diversos; desde orquestas de marimba, hasta bandas de metales o grupos de guitarra y voz.

La Llorona, el personaje que da título a este son, se asocia con una leyenda mexicana muy antigua, que tiene sus antecedentes tanto en la mitología prehispánica, como en la europea. La leyenda –que tiene infinidad de versiones tanto en México como en otros países latinoamericanos- narra la historia de una mujer que vaga en las noches lluviosas, o bien, a la orilla de lagos, ríos o al borde del mar, llorando eternamente por sus hijos. En algunas versiones, la leyenda cuenta que una hermosa mujer, en un momento de gran desesperación, ahogó a sus hijos. Dios, como castigo, la obligó a buscarlos perpetuamente. Por eso, en las noches de lluvia, o cerca de lugares en los que fluye el agua, es posible encontrarse con ella.

En los relatos de los primeros conquistadores se registraron algunas historias contadas por los indígenas, en los que aparece un personaje femenino que canta y llora tristemente. Algunos historiadores han relacionado estos relatos con Coatlicue y Cihuacóatl, las diosas de la tierra, la maternidad, y la fertilidad en la mitología azteca. Ambas figuras se representan con serpientes, símbolo de la tierra y el agua. Después de la Conquista, el mito de la Llorona se asoció con Malinche, una mujer que sirvió como intérprete a Hernán Cortés, conquistador de México. Se dice que la Llorona encarna a la Malinche, que llora por el destino que sufrieron los pueblos americanos tras la llegada de los colonizadores.

El mito de la Llorona tiene también fundamento en las tradiciones europeas. Prácticamente en toda Europa existen relatos que asocian la imagen de una mujer con elementos naturales como el agua o la tierra. El personaje de Medea, o las sirenas, en la mitología griega, son algunos de los caracteres más conocidos. En Noruega, por ejemplo, existen las figuras de Huldra o Lorelei, que en la mitología escandinava se asocian con lugares de agua.

En México y en España existe un género llamado “petenera”, que se asocia con la temática de la Llorona, en el cual, frecuentemente se mencionan personajes femeninos, marineros, barcos, viajes y travesías marinas.

En algunas versiones, como en el ejemplo que escuchas, el llanto de la Llorona no se asocia directamente con la ausencia de sus hijos. Los motivos de su llanto pueden ser distintos; por ejemplo, el amor no correspondido hacia un hombre, o también, un estado de profunda melancolía. En otros casos, La Llorona, como el canto de las sirenas, puede representar el peligro de la seducción o también, puede representar, no la tristeza de la mujer, sino el dolor del hombre que no logra obtener el amor de ésta.